El presente artículo problematiza la no presencia de la literatura en la escritura académica en investigaciones, especialmente en disertaciones y tesis. Lo que se observa es el silenciamiento de la literatura, pues se percibe su utilización solamente como fragmentos poéticos en forma de epígrafes. Ese silenciamiento se produce especialmente por las políticas de lenguaje establecidas para el registro y legitimación de la producción de conocimiento. Por lo tanto, el objetivo de este artículo es poner en evidencia que la literatura es una elección de escritura y una experiencia que afecta al investigador y a la propia investigación, mientras se lee, se escribe y se vive. De abordaje cualitativo, el referido texto se orienta a la lectura bibliográfica, dialogando con varios autores/investigadores que piensan la literatura como experiencia. De esa manera, la escritura y la lectura apropiadas para este artículo se traducen en una escritura ensayada, ya que no se comprende solamente como registro de un conocimiento construido, sino sobre todo como experiencia que atraviesa las problematizaciones de la investigación. Con el resultado de ese estudio investigativo se pretende fortalecer el diálogo para otras posibilidades, entre ellas, que la literatura gane mayor espacio en las políticas de lenguaje del mundo académico para más allá de su carácter ilustrativo, configurándose también como contenido. Se comprende entonces que la investigación en educación, en su dimensión cualitativa, puede también cobijar otros sentidos, significados y experiencias, tanto del investigador como de sus interlocutores.